No
fue tarea fácil para el frente amplio conformar su fórmula para
octubre. Martínez tomó la bandera de la renovación, dejó de lado
las propuestas de los dinosaurios, también a los otros tres
precandidatos y fue en busca de una mujer que fuera diferente y que
amalgamara con él. Según los analistas políticos necesitaba una
persona que uniera al frente, que tuviera capacidad de diálogo
interno y externo, que mostrara una idea de cambio y una amplia
llegada popular. Desde un principio no gustó que manejara varios
nombres entre las que le dijeron que no y quienes “sonaron” en
los corrillos. Graciela Villar fue la elegida y pensamos que le erró
feo, muy feo. Entre sus pergaminos están la lucha contra la
dictadura, su detención y posterior exilio pero son cosas que muchos
uruguayos tienen en su historia por lo tanto no hace en éste punto
su diferencia. También se adjudicó un título de psicóloga, que
nunca tuvo y recién ahora corrige, quizá para no terminar como
Sendic, pero sólo en parte pues durante mucho tiempo le gustó y
nada dijo, incluso trabajando para el Estado. Fue edila y presidió
la Junta Departamental durante un par de años desde donde, según
Martinez, supo relacionarse para sacar adelante proyectos en momentos
difíciles. Para la Junta Departamental de Montevideo, al igual que
el Poder Legislativo, no le es complicado votar pues tienen las
mayorías necesarias, con dialogo o sin él. Ejemplos del frente
amplio jugando al solitario en 15 años hay de sobra. Y nos vamos
quedando sin muchos elementos que puedan destacar a Villar. Otras
candidatas a las que se les ofreció la vicepresidencia fueron
Cristina Lústemberg, Mercedes Clara, Blanca Rodríguez, siendo todos
perfiles muy diferentes al de Villar.
En
el discurso de presentación a su compañera de fórmula, Martínez
dijo algo que se acerca mucho a lo sucedido después: “Cuando la
elegí yo decía: dejen una semana, dejen un mes hablar a Graciela y
no va a haber frenteamplista que no crea en ella”. ¿A qué
frenteamplista se refiere Martínez? A un minúsculo grupo radical
que votará al frente sea como sea la fórmula pero lo que necesitan
son votos desencantados, votos de afuera y el discurso de Villar
aumentó a los desencantados, no trae nada de afuera y seguramente
echó a varios dudosos. Sus primeros discursos dejaron atónitos a
propios y extraños al calificar a la oposición de “un brutal
proyecto neoliberal que empieza con Lacalle y tiene en su frontera a
Manini Rios”. “La campaña será la madre de las batallas”
(quizá parecida a la madre de las reformas) “entre la oligarquía
y el pueblo, los nazis ya no tienen la cara de Hitler, tiene la de
los Manini y los Bolsonaro, la oposición tiene sus programas
escondidos”. Estas son las ideas que maneja Graciela Villar y con
las que pretende alcanzar el cuarto gobierno frenteamplista. Sin
querer salir en defensa de Manini y tampoco de Bolsonaro, el corte
que hizo la candidata es muy grueso, casi una apología al delito.
Dividir a la ciudadanía entre oligarcas y pueblo es aumentar la
brecha ya existente donde los supuestos oligarcas no se dan por
aludidos y se menosprecia la inteligencia del pueblo. En las filas de
todos los partidos hay mucho más pueblo que oligarquía, incluido el
FA.
No
es esta la forma ni el camino para construir, es todo lo contrario y
no es lo que la gente quiere. Ya se cansó de luchas y peleas
políticas que nos trajeron hasta aquí, quiere paz, bienestar,
educación, seguridad, trabajo, armonía entre todos. Las ofertas son
diversas pero nadie cruzó la raya como Graciela Villar. El mismo
Martínez propone reunirse con Lacalle Pou y Talvi mientras su
compañera reparte insultos y agravios a diestra y siniestra. Un mal
inicio de campaña y si no se corrige no se sabe donde terminará
pues si así empezamos, ahora ¿cómo sigue?
Mientras
intentamos deshacernos y denunciar las falsas noticias, las malas
prácticas políticas, los discursos que descalifican, podríamos
atribuirle a Villar el uso de estas herramientas. Es hora de que se
entere que el discurso de barricada es justo eso, para una barricada
y no para el pueblo. Al utilizar una tribuna pública se debe
respetar el derecho de expresión pero sin olvidar que ese derecho
también conlleva respetar a los que están debajo de la tribuna.
Ofender la inteligencia del pueblo es muy peligroso y normalmente
lleva al destierro.
Sabemos
que no se va a rectificar pues no fue un desliz, fue pensado y
expresado en diferentes momentos. Lo que esperamos es que su entorno
la llame a la cordura, estamos en 2019, no en la década del 60.
Tenemos instituciones sólidas, democracia plena y no necesitamos
repetir la historia. Acá somos todos uruguayos y la inmensa mayoría
rechaza los métodos antiguos de politiquería guerrillera que nos
llevó al desastre. Y para saber si ella tiene razón en su proceder
o la tienen todos los que opinamos diferente en el uso de esa
verborragia agresiva, no habrá que esperar a las urnas, basta con
que pregunte a cualquiera en la esquina de su casa.
En
las últimas horas el secretariado ejecutivo del frente amplio emitió
una declaración donde señala su “profunda preocupación por la
campaña de noticias falsas y clima de hostilidad”, y llama “a
ponerle punto final a una forma de hacer política que agrede y no
construye las respuestas colectivas que como sistema político
debemos ofrecerle a la población”. Muy buena la idea y la
reflexión pero recuerden que la caridad mejor hecha comienza por
casa.
Sergio
Barrenechea Grimaldi
CI:
1.978.723-5
099
610060
Egresado
de la Escuela de Periodismo de Búsqueda
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