Laura y los bancos (episodio 2) Desde que mi mamá comenzó a enfermarse, siempre me encargué de las cuentas de la casa. En realidad, desde chica me gustaron los números. Mamá quería que fuera contadora pero la facultad no era para mí. Lo mejor que pude sacar de allí fueron algunas de mis amigas (si, la del banco también la conocí en facultad). Pero al declararse la gravedad de su enfermedad, decidí buscar trabajo y, casi enseguida, lo encontré en un estudio contable. Al principio pensaba que me serviría para estudiar pero no fue así. El horario labora ly los cuidados que debía brindar en casa absorbieron mi tiempo de estudio y, también, mi capacidad de relacionamiento social. Una vez que falleció mi madre, pude comenzar a reencauzar mi vida cuando me faltaban pocos años para los treinta. Luego vino mi primera y breve experiencia de pareja – que ya les conté – y aquí estoy: viviendo en un apartamento sola, y con una deuda que se va a encargar de buena parte de mi salario,