A menos de un año para las próximas
elecciones internas, el histórico partido de gobierno comienza a ordenar su
grilla de largada. Luego de un retroceso en las pasadas elecciones de 2014, con
respecto a las de 2010, Pedro Bordaberry anunció su retiro de la actividad
política partidaria y de allí en más una montaña rusa ha caracterizado el
sentimiento de los colorados.
De la desazón y la sensación de que
podría ser el final anunciado por opositores y algún conspicuo analista
político, se pasó a la incertidumbre tanto de los viejos como los nuevos
dirigentes y llegan a éste final de año con una efervescencia que hacía tiempo
no disfrutaban.
Vamos Uruguay fue esparciendo su
dirigencia por doquier hasta que comenzó a barajarse y dar de nuevo en materia
de liderazgos. Finalmente, la salida de Fernando Amado del partido para generar
un nuevo frente de centro izquierda junto a Mieres y Valenti, le ocasiona casi
nada desde el punto de vista electoral pero si desde el ideológico pues puede
perder un “kiosco” a la izquierda.
Quien movió más rápido y hasta ahora
mejor fue el ex líder de Propuesta Batllista (ProBa) José Amorín Batlle que,
una vez confirmada la disolución de la alianza con Tabaré Viera y sabiéndose
fuerte internamente en Montevideo, Canelones, Maldonado y Florida, fue en busca
del otro bastión colorado del interior que fue y sigue siendo Salto. Allí el ex
intendente y ya candidato a volver al sillón municipal anunció su apoyo a la
candidatura de Amorín Batlle, quien a su vez le cedió el primer lugar en la
lista al senado. De esta manera se generó un espacio consolidado de
“Jorgebatllismo” incluyendo al hijo del extinto presidente: Raúl “El Mono”
Batlle.
El segundo en pensar en pararse en la
línea de largada fue Tabaré Viera. El varias veces intendente de Rivera,
astutamente, detectó que su sola presencia no sería suficiente para pelear y
ganar una interna que a todas las luces ya anunciaba seria abierta y pareja cosa
que no sucede desde hace varias elecciones. Fue allí que su tesón,
argumentación y previamente su lucidez, lo llevaron a la calle José Zorrilla de
San Martín en búsqueda de el último gran líder y único ex presidente con vida que
el Partido Colorado tiene actualmente: Julio Maria Sanguinetti. El dos veces
presidente se había alejado invicto de las lides electorales aunque nunca lo
hizo de la discusión pública de las ideas, la historia reciente y del debate
político. Militantes de a pie y un grupo de dirigentes de distintas vertientes
alineadas detrás de Viera, lograron convencerlo de encabezar una corriente
batllista (a secas) aunque, para seguir la línea de análisis, podríamos usar el
neologismo “PepeBatllismo”. La fortaleza que le da el haber pasado por la
primera magistratura dos veces, lo hacen una novedad difícil de obviar. Dueño
de una capacidad de interpretación de la realidad política envidiable,
Sanguinetti movió magistralmente aceptando y casi en simultaneo reuniéndose con
los dos principales líderes del Partido Nacional: Lacalle Pou y Larrañaga. Así,
en una aparición pública, se mostró cómo el padre de la familia ideológica
opositora, a la cual no representará pero si aconsejará. Fortaleció a la
militancia, motivó a dirigentes y ex dirigentes a salir al ruedo y despertó a
los otros candidatos a también recorrer pueblos y departamentos. La única duda
que queda por dilucidar es si Sanguinetti finalmente aceptará o no ser
candidato. Algunos creen que será casi imposible que no acepte presionado por
los números, y en caso contrario igualmente podrá ejercer una tracción
suficiente de votos para que esa corriente tenga un caudal importante en la
interna.
El tercer pre candidato anotado para la
carrera interna colorada es el economista Ernesto Talvi. Secreto a voces
durante meses, el director de Ceres realizó una serie de reuniones con numerosos
dirigentes a quienes tentó para
tenerlos entre sus filas. Con un perfil técnico, soluciones concretas y la
espada de Jorge Batlle apoyada sobre su hombro, éste nuevo dirigente político
está recostado sobre un liberalismo que no goza de mucha popularidad pero que
tiene su base dispersa tanto en filas coloradas como nacionalistas y hasta de
Novick. Sin un aparato capaz de encontrar a esos votantes y/o simpatizantes, el
desafío de Talvi será poder representar a actuales votantes colorados en un
espacio no muy claro si es en disputa con el “Jorgebatllismo” de Amorín Batlle
o si podrá captar nuevos votantes para sus filas.
El viejo dilema del aparato versus el
voto de opinión se pondrá a prueba sin lugar a dudas. Las redes sociales y la
tecnología de hoy, pueden ayudar, ¿cuánto? Eso no lo sabremos aún. Tiempo al
tiempo. Lo que sí podemos asegurar es que ésta nueva grilla de largada ofrece
al menos dos cosas buenas para el Partido Colorado: mayor variedad en la oferta
al representar a las distintas visiones históricas y la segunda y, tal vez la
más importante, incertidumbre de un seguro ganador.
Las pocas cifras qué hay hoy no permiten
vislumbrar un claro ganador hasta tanto Sanguinetti no confirme su negativa a
candidatearse. Pero esas mismas cifras muestran a Amorín unos metros adelante
bajo esa hipotésis. En estos últimos días al menos dos empresas que,
regularmente hacen encuestas de intención de voto, registraron un crecimiento
del Partido Colorado. Algunos señalan a Sanguinetti, otros a Talvi, otros a que
Amorín y Coutinho comenzaron a recorrer el país.
Lo que si todos acuerdan es que los
colorados están entusiasmados y sin miedo a decir que son colorados. Volvió la
alegría, volvió el orgullo colorado y más allá de a quien vote cada uno, es una
buena noticia para la democracia uruguaya.
Increíblemente la suerte
de cada uno dentro del Partido Colorado, al igual que en el Frente Amplio,
depende de su más veterano líder y ex presidente. Los viejos sabios siguen
siendo factores decisivos en la política como desde hace más de 2.000 años.
Alejandro Lourido Romero
CI: 1.589.995-5
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